Trilogía de una sed
I
Un reflejo blanco y el desierto
extendido en su amarillo.
¿Cuántas arenas llevará el viento este verano?
¿Cuántos ecos girarán en la ventisca?
Pasos de ángel rondan mi cuarto,
arropo tu sombra,
una y otra vez.
II
La sed no se saciará
volveré a mi desierto cada noche
que no pueda
volcar mis ojos en los tuyos.
III
Cómo es de vertiginosa la noche en que,
cruzando los brazos, en la quietud te quedas.
Y el cielo arrasa con sus nubes
el borde abierto de mi cara.
No es sólo mirar arriba
es...
ver tus pies hechos raíces
abrir la tierra en grietas
y saber
que no alcanzarás mi grito
cuando salte.
Trilogía de los valles
I
Blando valle blando
cuna del sol de la tarde
por su pastura se derrama luz
de todos los otoños
y navega la luna subiendo el silencio.
Silencio,
consuelo de la tierra.
II
Valle
pasturas que ondulan mi cabeza
sol,
buscas mi piel sin hallarla
luna,
platea unos huesos
toma,
mi nada.
III
Color de ángeles que pasan por mi cara,
ver la tarde caer desde la nube no es igual.
Cae, cae, no la sostengo
no cobijo su sol que tumba en el silencio,
ya no soy valle
ni verde
ni pastos.
Soy este color ... de ángeles que pasan por mi cara.
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